«¡Hola Barbie llevan gritando 385 cines españoles desde hace una semana. Y a pleno pulmón fuerte. La película en carne y hueso de la muñeca de Mattel ha devuelto unos números en taquilla que no habíamos visto estas últimas semanas con los superhéroes de Marvel, la comedia familiar de Santiago Segura, el cochazo de Toretto, un Indiana Jones octogenario o con la enésima Misión Imposible. De hecho, no se veían desde hace años.

Según los muchachos de ComScore, referente internacional en la medición y análisis de taquilla, la cinta dirigida por Greta Gerwig y protagonizada por Margot Robbie y Ryan Goslingse vendió más 1,6 millones de entradas y recaudó más de 5 millones de euros durante el pasado fin de semana; y más de 11 millones desde su estreno el jueves 20 de julio. Ha sido el mejor fin de semana de lo que llevamos de 2023 y para buscar cifras parecidas nos tenemos que remontar a noviembre de 2019, antes de que el Coronavirus entrara en nuestras vidas.


Familias, adolescentes, adultos, niños y parejas ataviadas con cualquier pieza de ropa rosa llenaron las salas sin parar. Sesión tras sesión. Nosotros que trabajamos en algunos cines hemos acabado las jornadas muy agotados, con escasez de género en el bar y con sesiones extras de la película que se iban añadiendo sobe la marcha. Las fotos hablan por sí solas.

Lo que podría ser una mera moda en Instagram o Tik-Tok se ha traducido en entradas de cine y cines desbordados. Y desde Sala Abierta le queremos (y debemos) hacer un homenaje examinado cómo han estado de desbordados los cines, lo que han hecho para promover el fenómeno, detalles técnicos sobre la mala o buena proyección y también aclarando de una vez porque un fenómeno así ha agotado la paciencia de algunos.


¿A qué demonios se debe todo esto? Pues a muchas cosas pero sin duda no hay que dejar de mencionar el fenómeno viral en redes sociales conocido como ‘Barbenheimer’, salido de la unión de los títulos de las películas Barbie y Oppenheimer que se estrenaban el mismo día.

La existencia de ambos estrenos y el hecho de verlos se quedó de forma entrelazada de una forma única, que no solo los resaltaba sino que los retroalimentaba como si se tuviera que hacer a la fuerza. Realmente no lo llegamos a comprender, pero ver a chavales viendo Oppenheimer, que no hay que olvidar que es un biopic de 3 horas, es a la vez confuso y maravilloso. Y muchos, después de memes, carteles y todo tipo de coñas, el mismo día hacían doblete y se veían las dos películas seguidas.


Este fenómeno no sólo ha roto la taquilla española en general, sino también en particular. Y todos los récords individuales nos remontan al año 2019. El viernes 21 de julio fueron al cine más de 500.000 espectadores, el sábado 22 de julio más de 580.000 espectadores, y el martes 24 de julio más de 430.000 espectadores siendo el mejor martes con mayor asistencia en años. Pero la traca final fue ayer miércoles 26 de julio con casi 1 millón de espectadores.


LOS CINES TEÑIDOS DE ROSA

El ambiente festivo de este fenómeno sociológico se acrecentó gracias a que algunas cadenas de cines apostaron por impulsar su estreno con la promoción de buenas ofertas de palomitas. Algo habitual de cara a una película importante, todo hay que decirlo. En Cinesa, por ejemplo, incluían con las palomitas el típico cubo metálico o una muñeca, y en Cine Yelmo tenías una cajita con palomitas rosas de sabor a frambuesa.


Luego están los cines que muy avispadamente aprovecharon la decoración rosa para poner de gala vestíbulos, accesos a las salas o iluminación de las propias salas o hasta los propios trabajadores. En las imágenes de abajo tenéis el Yelmo As Termas de Lugo (Galicia), el Kinépolis Ciudad de la Imagen de Madrid y las trabajadoras de varios cines OCine en los que también se podían comprar palomitas rosas con sabor a frambuesa.


En los Cines Filmax Gran Vía 2 de Barcelona montaron una alfombra rosa y un photocall tras ver que la venta previa de entradas estaba superando todas sus expectativas y aprovechando el display de la película con el que uno se puede sentir una muñeca dentro de su caja. Posiblemente uno de los displays más fotografiados de la historia que está inundando redes sociales.


Si los cines apostaron por el rosa tanto en publicidad y decoración la otra parte del triángulo del éxito no defraudó: el público se vistió de rosa. Imaginad cualquier prenda de ropa y alguien se la habrá puesto en ese color. De las más normales, hasta la más extravagantes. Pelucas rosas, bolsos chillones, gafas, chanclas, tutús, vestidos de gala, camisetas del Primark o hasta las propias muñeca de Mattel de acompañante se han visto en las salas. La mayoría ya venían así de casa pero otros/as se cambiaban de ropa en el lavabo.

Un buen ejemplo para comprobar eso es ver el resúmen de la Pink Party que se vivió el día del estreno (20 de julio) en los Kinépolis Ciudad de la Imagen de Madrid.


SALAS LLENAS, ¿PERO A QUÉ PRECIO?

Los que formamos parte de Sala Abierta somos trabajadores de cines, ya lo sabéis, y nos gusta ver las salas llenas, colas infinitas en el bar y un ambiente de fiesta y jolgorio. ¿Pero a qué precio? El otro día en Twitter comentamos que Barbie era la película «anticine» (algo que generó mucho hate) pero realmente no estuvimos acertados. No escogimos la palabra adecuada y sentimos que necesitamos que el mensaje quede claro.

Por mucho que se compare con películas Marvel y demás, lo de Barbie ha sido un fenómeno que no suele verse. Y mucho menos después de la pandemia del Coronavirus. Ha conseguido llevar en masa a espectadores que han disfrutado (o no) de la película de la muñeca de Mattel y quizás tarden meses en volver a una sala. Por una razón u otra los cines han llenado salas como no se hacía desde 2019.

Pero insistimos: ¿a qué PRECIO?


Como estos días se han llenado salas con gente que no suele ir al cine (aunque nos negamos a creer que sólo estaban llenas de ese tipo de espectador) el ambiente festivo de evento, las ganas de socializar y de compartirlo en redes ha multiplicado la mala educación y las faltas de respeto dentro de la sala. De eso nos quejamos con el polémico tweet.

Nos da igual que sea Barbie, Marvel, Star Wars o la película iraní del mes: odiamos a los que no se saben comportar en el cine. Y por desgracia el efecto de marea rosa que ha creado Barbie con los cines desbordados ha hecho que la gente entrara 20 o 30 minutos tarde a la sala con la película empezada, que los que ya están sentados saquen el móvil para hacer los stories de turno o que la gente haya colado esos alimentos prohibidos que tanto odiamos oler en una sala.


Muchos diréis: «Bueno, la gente que va a ver Barbie es tolerante con estas cosas. Ya se sabe donde se meten y no se le pueden aplicar las mismas normas.» Y nosotros decimos: NO. Sea la película que sea la gente se tiene que comportar. Nos da igual que sea el grupo de amigas/os vestidos con una blusa fucsia, una falda tejana, tacones de infarto, una corona y un bolso rosa; o el solitario que va de traje y ni quiere oir que mastiquen palomitas a su alrededor. La gente se tiene que comportar en una sala de cine.

Ni nos jode que haya tanta gente viendo Barbie, ni estamos en contra de la película porque esté protagonizada por una mujer, ni odiamos que la gente compre palomitas como hemos leído por ahí. Repetimos: trabajamos en cines y vivimos de la gente que viene al cine. Pero al igual que una biblioteca, hay normas de comportamiento y muchos de los que este fin de semana han ido a ver Barbie, no las han cumplido.

Ya lo dijimos en el exitoso artículo de el Cancer de los Cines: Si no os sabéis comportar en una sala de cine quedaros en casa. A lo mejor estaríais mejor viendo crecer la hierba, oliéndoos los sobacos o revolcándoos en el barro. Pero por favor, no vayáis al cine a molestar.


BARBENHEIMER DE FORMATOS

Para acabar queríamos comentar como se ha estado proyectando este Barbenheimer. Como os dijimos hace unos días, tanto Barbie como Oppenheimer tienen un formato de proyección poco habitual. Las películas normales suelen venir en relación de aspecto (vertical-horizontal) de 1.85:1 o 2.39:1, pero aquí no es el caso.


Barbie ha venido en 2:1 y Oppenheimer en 2.20:1, con lo que las salas han tenido que proyectar las películas en sus formatos correspondientes para crear la mejor presentación posible y tener el mayor porcentaje de imagen en cada pantalla de cada cine. ¿Lo han hecho? Por las fotos que nos habéis mandado no todos. Como era de esperar la gran mayoría han tirado por lo fácil. Muy pocos cines han sido tan respetuosos y profesionales como para proyectar las películas como se tenían que proyectar.

Primero los que lo han hecho bien:


Y ahora tooooooodos los que lo han hecho mal. Si os fijáis veréis las barras negras arriba y abajo. ¿En algunas salas se ven poco? Sí, pero se ven. Mal por la dejadez.